Los gatos domésticos son animales territoriales y sociales que pueden tener conflictos con otros felinos que comparten su espacio.
Aunque algunos gatos se llevan bien entre ellos, otros pueden pelearse por diferentes motivos. En este artículo te explicamos algunas de las causas más comunes de las peleas de gatos y qué hacer para evitarlas o solucionarlas.
¿Por qué mis gatos se pelean?
¿Por qué los gatos se pelean en la noche?
Los gatos son cazadores nocturnos por naturaleza. Durante la noche, pueden volverse más activos y juguetones, lo que puede llevar a peleas, especialmente si están en un ambiente donde hay otros gatos.
Todas las causas que hemos hablado se aplican tanto a gatos como a gatas. Las gatas se pelean, al igual que los machos.
¿Qué hacer si mis gatos se pelean?
Si tus gatos se pelean, lo primero que debes hacer es mantener la calma y no intervenir directamente en la disputa, ya que podrías salir herido o empeorar la situación. Lo mejor es intentar separarlos con algún objeto que haga ruido o les distraiga, como una botella de agua, un cojín o un juguete.
Una vez separados, debes llevarlos a habitaciones diferentes y dejarlos tranquilos hasta que se calmen.
Para evitar que vuelvan a pelearse, es importante identificar la causa del conflicto y tratar de eliminarla o reducirla. Algunas de las posibles soluciones son:
- Asegurarse de que cada gato tenga sus propios recursos (comedero, bebedero, arenero, cama, rascador…) y que estén repartidos por la casa para evitar la competencia.
- Enriquecer el ambiente con juguetes, escondites y zonas elevadas para estimular el juego y el ejercicio y reducir el estrés.
- Fomentar el vínculo positivo entre los gatos mediante premios, caricias y sesiones de juego conjuntas.
- Esterilizar a los gatos machos para disminuir su agresividad y su instinto territorial.
- Consultar con un veterinario o un etólogo si las peleas son frecuentes o graves, ya que podrían deberse a algún problema de salud o comportamental.
Mis gatos se pelean y antes no
Es posible que dos gatos que antes se llevaban bien empiecen a pelearse por algún cambio en su entorno o en su estado físico o emocional. Algunos de los factores desencadenantes más habituales son:
- La llegada de un nuevo miembro a la familia (humano o animal), lo que puede generar celos o inseguridad.
- La ausencia prolongada de uno de los dueños o de uno de los gatos (por ejemplo, por un viaje o una hospitalización), lo que puede alterar la rutina y el equilibrio del grupo.
- La agresividad redirigida hacia otro gato por haber tenido una mala experiencia con un extraño (por ejemplo, un veterinario o un vecino), lo que puede provocar miedo o estrés.
- El envejecimiento del gato o la aparición de alguna enfermedad o dolor crónico, lo que puede afectar a su carácter y a su tolerancia hacia los demás.
En estos casos, es importante restablecer la confianza y el respeto entre los gatos mediante una reintroducción gradual y supervisada. El proceso consiste en:
- Mantener a los gatos separados durante unos días para romper el ciclo de agresión.
- Intercambiar sus objetos personales (mantas, cepillos…) para acostumbrarlos al olor del otro.
- Permitirles verse pero sin contacto físico mediante una puerta entreabierta o una barrera transparente
Pelea de gatos: consecuencias
Las peleas entre gatos pueden tener diversas consecuencias, tanto heridas físicas como emocionales, que pueden afectar su bienestar y convivencia:
- Heridas: Las peleas pueden provocar mordeduras y arañazos, que a menudo requieren tratamiento veterinario debido a la posibilidad de infecciones. Las mordeduras, en particular, pueden ser lesiones graves y necesitar antibióticos.
- Estrés y ansiedad: Las peleas frecuentes pueden aumentar el estrés y la ansiedad en los gatos, lo que puede manifestarse en comportamientos como esconderse, evitar el contacto social o incluso desarrollar problemas de salud como cistitis.
- Problemas de comportamiento: Los gatos involucrados en peleas pueden desarrollar comportamientos problemáticos, como la agresividad generalizada o el marcaje con orina fuera de la caja de arena. Estos cambios pueden ser indicativos de un conflicto territorial o de jerarquía.
- Tensión social: Las peleas continuas pueden dañar las relaciones entre los gatos, disminuyendo la calidad de vida y causando una tensión social prolongada. A diferencia de los humanos, los gatos tienen pocas formas de reparar una relación una vez que ha sido dañada.
- Problemas de salud a largo plazo: El estrés crónico y las peleas pueden llevar a problemas de salud a largo plazo, como infecciones recurrentes o enfermedades inducidas por el estrés.
Respecto al tema de la heridas, hay que tener especial cuidado si la pelea ha sido con un gato callejero. Los gatos callejeros pueden ser portadores de enfermedades como la rabia, el virus de la leucemia felina (FeLV) o el virus de la inmunodeficiencia felina (FIV), que pueden transmitirse a través de mordeduras.
Para mitigar estas consecuencias, es importante intervenir adecuadamente, proporcionando un entorno seguro y reduciendo el estrés mediante la socialización adecuada, la castración, y técnicas para desviar la atención de los gatos durante los momentos de tensión
Evitar las peleas de gatos
La mejor forma de evitar las peleas entre gatos es prevenir los factores que las provocan. Para ello, se recomienda:
- Elegir bien al compañero felino, teniendo en cuenta la edad, el sexo, el carácter y la historia previa de cada gato .
- Presentar a los dos gatos de forma gradual y positiva, respetando sus tiempos y sus señales.
- Proporcionar un ambiente seguro y enriquecido para los gatos, con suficientes recursos y estímulos .
- Esterilizar a los gatos para evitar el celo y la competencia sexual .
- Vigilar el estado de salud y el comportamiento de los gatos, acudiendo al veterinario ante cualquier signo de alerta.
Espero que este artículo te haya sido útil para entender por qué surgen las peleas de gatos que viven juntos y qué hacer al respecto. Recuerda que los gatos son animales inteligentes y sensibles que necesitan sentirse seguros y queridos en su hogar.